La Comisión de Desarrollo Económico continúa investigación de posibles plantas nucleares y las nuevas tecnologías modulares
(El Capitolio) – La viabilidad de establecer plantas nucleares en Puerto Rico recibió este lunes posturas opuestas por parte de entidades que respaldaron la integración de esta tecnología a la cartera energética, mientras que otras advirtieron sobre los efectos nocivos que podría ocasionar a la salud pública y el medioambiente.
El Colegio de Ingenieros y Agrimensores (CIAPR) aseguró que la combinación de energía nuclear con fuentes renovables, complementada con almacenamiento costo-efectivo, fortalecería la estabilidad del sistema eléctrico y mitigaría el riesgo de apagones masivos.
“La energía nuclear, particularmente los reactores modulares pequeños (SMR, en inglés) y las centrales nucleares flotantes, deben ser consideradas en el horizonte de la planificación energética de Puerto Rico a mediano y largo plazo. Su inclusión aportaría bajas emisiones, resiliencia y confiabilidad”, indicó el agrimensor Carlos Fournier, presidente del CIAPR.
El organismo destacó en vista pública de la Comisión de Desarrollo Económico, presidida de forma incidental por el representante Gabriel Rodríguez Aguiló-en representación del presidente de la Comisión, Joel Franqui Atiles- que los SMR pueden ofrecer, entre otras ventajas, un suministro eléctrico estable y continuo en situaciones de emergencia, independiente de la red principal.
“Esto permite mantener en operación las instalaciones críticas como hospitales o centros de mando, aun cuando falle el sistema eléctrico o se interrumpa el suministro de combustible”, dijo Fournier.
La discusión sobre esta alternativa energética surge de la Resolución de la Cámara 400, que investiga la necesidad de producir energía nuclear en Puerto Rico y las nuevas tecnologías modulares que, según el CIAPR, incorpora sistemas de seguridad pasiva y reducen la posibilidad de accidentes.
Precisamente, el estudio es impulsado por el representante Rodríguez Aguiló, quien reiteró la intención legislativa de auscultar la necesidad, si alguna, de instalar energía nuclear en Puerto Rico y obtener el análisis de expertos en esta industria. “Esta resolución lo que persigue es estudiar la viabilidad de energía nuclear en Puerto Rico. Si se puede o no se puede; por qué se puede y por qué no se puede”, afirmó.
Sin embargo, académicos del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) y organizaciones dedicadas a la protección del ambiente rechazaron la energía nuclear para Puerto Rico tras sostener su respaldo a la Ley 17-2019, que decretó como política pública energética alcanzar el 100 % de fuentes renovables para el 2050.
“La energía nuclear es no viable en todos los aspectos discutidos en esta ponencia. Los beneficios de plantas nucleares son ínfimos al compararlos con el peligro apocalíptico que representaría una emergencia nuclear para nuestra población”, manifestó el profesor Lionel Orama, catedrático de Ingeniería Eléctrica del RUM.
, El doctor en ciencias de ingeniería eléctrica explicó durante una presentación que la zona de planificación de emergencia debe considerar un radio de 10 millas de posible inhalación de tóxicos y otras 50 millas de exposición por ingestión alrededor del sitio del reactor.
Añadió que la Comisión Reguladora Nuclear (NRC, en inglés) no hace diferencia por el tamaño de los reactores nucleares y, según las normativas de la agencia federal, las acciones para proteger a la población incluyen evacuación, resguardo en un refugio antinuclear y distribución de yoduro de potasio para protegerse de inhalar partículas radiactivas.
Este científico planteó un escenario hipotético de una planta SMR ubicada en una zona del río Bayamón y mostró en figuras cómo el impacto de exposición por inhalación cubriría la mayoría de la región metropolitana, incluyendo municipios como Carolina, Dorado y Aguas Buenas. Entretanto, aseveró que más de 70 % de la Isla estaría impactada por la radiación en la contaminación al agua y los alimentos.
“Centro Médico, entre muchos otros hospitales; los aeropuertos; toda la bahía de San Juan y el lago La Plata quedarían dentro de la zona de impacto. Los propios grandes centros de tratamiento médico estarían dentro de la zona donde hay que evacuar a toda esa población”, advirtió Orama.
En cuanto a las amenazas a la salud, el Colegio de Médicos Cirujanos (CMCPR) comentó que inevitablemente más trabajadores y residentes cercanos a estas plantas nucleares estarán expuestos a niveles bajos de radiación ionizante. Entre los efectos crónicos, detallaron niveles altos de casi una decena de tipos de cáncer y muertes prematuras.
El doctor Obed García, presidente del Comité de Salud Pública y Ambiental del CMCPR, testificó que cerrar todas las plantas de energía nuclear en los Estados Unidos resultaría en un período de 20 años con 18,000 muertes infantiles menos y 6,000 casos menos de cáncer infantil.
“La exposición crónica a bajas dosis de radiación es más dañina que la exposición a una sola dosis mediana o alta dosis de radiación”, dijo el galeno. “La evidencia científica indica que no hay un umbral seguro en el que el cuerpo humano pueda tolerar un nivel bajo de radiación producida por los reactores nucleares”, agregó.
Por su parte, la organización Ciudadanos en Defensa del Ambiente expresó su oposición al uso de plantas nucleares tras argumentar sobre el peligro “inevitable” de accidentes; la vulnerabilidad geográfica de Puerto Rico; la falta de capacidad para manejar residuos radiactivos y la desviación del esfuerzo hacia energías renovables.
“El análisis histórico, técnico y ambiental evidencia que la instalación de plantas nucleares en Puerto Rico representaría un riesgo inaceptable. Puerto Rico debe centrar sus políticas energéticas en la investigación, inversión y desarrollo de fuentes renovables como vía segura y sostenible”, puntualizó la catedrática Martha Quiñones, educadora ambiental de la entidad.
Como parte de la audiencia también participaron los representantes Denis Márquez Lebrón y Ángel Morey Noble.