Rachel Blankenship está de vuelta a la Selección Nacional Femenina Absoluta con una gran responsabilidad de por medio: ser madre y atleta al mismo tiempo.
Rachel, de 5’6” de estatura y 25 años de edad, aceptó nuevamente la convocatoria que le hiciera el Programa de Selecciones Nacionales de la Federación Puertorriqueña de Fútbol (FPF) para formar parte del Huracán Azul en los partidos amistosos internacionales en Uruguay.
Y ayer, sábado, hizo uno de sus sueños realidad al jugar en el legendario Estadio Centenario de Uruguay en uniforme de Puerto Rico, y frente a su esposo Malachi Blankenship y su niña River, de seis meses de nacida.
“Es asombroso. Realmente es un honor y estoy emocionada de estar de regreso a la Selección y estar con las chicas”, dijo la mediocampista y quien tiene sangre boricua por sus abuelos maternos. “Jugar en el Centenario fue un sueño hecho realidad. Nunca pensé que tendría la oportunidad de hacerlo”, agregó.
“Estoy muy agradecida de la oportunidad que me han dado después de tener a mi hija. Jugar nuevamente por Puerto Rico es una oportunidad increíble y un honor. Es maravilloso”, sentenció Rachel.
Sobre el reto de ser madre y atleta al mismo tiempo, la futbolista indicó que ha sido un gran desafío.
“No sabía si podría hacerlo, pero afortunadamente con la ayuda de mi esposo pude entrenar y practicar y recuperar la forma”, confesó la joven madre. “El 95% del tiempo ella estaba conmigo jugando en una esquina del garaje mientras yo levantaba pesas. Así que fue un gran esfuerzo de equipo con mi esposo. Fue difícil, pero valió la pena”, añadió.
“He tenido que poner el ser madre en primer lugar. Tengo que dedicarle mi tiempo a ella (River) y entrenar hasta más tarde en la noche, por lo que es un horario diferente al que estoy acostumbrada. He tenido que encontrar ese tiempo para cumplir con todo”, señaló Rachel, quien agradeció la ayuda que recibe de su esposo Malachi.
“Él ha estado increíble. Estoy muy agradecida. Ha sido el mejor “soccer dad”. Hace de todo mientras estamos aquí en Uruguay. Él ayuda a cuidarla, le cambia el pañal y hace todo para que yo pueda estar con las chicas, entrenar y enfocarme. Ha sido maravilloso”, destacó la orgullosa madre.
Rachel entró ayer en el partido en la segunda mitad para defender los colores de Puerto Rico con mucho orgullo y darles una gran alegría a sus familiares, especialmente a los Ríos en Puerto Rico.
“Todos están muy orgullosos de que pueda jugar por Puerto Rico. Ayer vieron el partido y estaban emocionados y muy orgullosos.