No hay cifras oficiales de la prevalencia de la apraxia del habla infantil en la Isla
Aunque no hay cifras oficiales de su prevalencia en Puerto Rico, se entiende que ha habido un alza sostenida de casos en los últimos años…
San Juan, Puerto Rico – El 14 de mayo es el Día Internacional de Concienciación de la Apraxia del Habla Infantil, un problema del habla que causa errores frecuentes e inconsistentes en la articulación de los sonidos que afectan en forma significativa la inteligibilidad del mensaje expresado, que generalmente no se entiende, y en el peor de los casos la ausencia del habla.
Aunque no hay cifras oficiales de su prevalencia en Puerto Rico, profesionales de la patología del habla y lenguaje, como la licenciada Nellie Torres de Carella, directora del Instituto Fonemi de Puerto Rico, centro especializado en el tratamiento de esta condición, sostiene que en la práctica el número de casos que atiende ha evidenciado un alza sostenida de casos en los últimos tres años.
“La apraxia es secundaria a una disfunción neurológica en el área del cerebro relacionada con la planificación de los movimientos de la boca para hablar, que ocurre en algún momento durante el embarazo o en el parto. Requiere de unas terapias especializadas diseñadas por profesionales con experiencia y preparación en esta condición”, comentó la profesional al señalar que en ocasiones se ha topado con niños diagnosticados como autistas cuando el diagnóstico correcto sería el de apraxia del habla infantil.
“La apraxia del habla infantil es tratable y responde a un tratamiento especializado”, señaló y agregó que “las terapias del habla tradicionales no ayudan a estos niños a comunicarse adecuadamente. El desconocimiento de este diagnóstico, y los profesionales de desórdenes comunicológicos con poca o ninguna preparación, sentencian a los niños con apraxia a una realidad penosa, sin las herramientas adecuadas que les permitan integrarse exitosamente a la sociedad”.
Entre los indicadores de la existencia de apraxia del habla infantil se puede enumerar la ausencia de balbuceo y tardanza en decir la primera palabra, desarrollo de lenguaje receptivo (comprensión) levemente afectado al compararlo con la severidad del problema expresivo, por lo cual entienden más de lo que puede expresar; articulación ininteligible, limitada generalmente a vocales y muy pocas consonantes, inconsistencia en la producción, articulando la misma palabra de diferentes formas cada vez que la repiten y mucha dificultad para repetir en forma correcta y consistentemente. “Si un niño con apraxia produce ‘taballo’ por caballo y se le pide que la repita varias veces, podría producir ‘tacallo’, ‘tallallo’, ‘cacallo’ o algo parecido”, explicó.
Otros indicadores pueden incluir la dificultad con otras destrezas orales no verbales, como soplar burbujas o pitos, o desarrollan las mismas mucho más tarde de lo esperado, el uso de los gestos en vez de palabras para hacerse entender, dificultad para aprender a leer y escribir. La condición es más común en niños que en niñas.
Torres de Carella advirtió que no solo muchos profesionales del campo no conocen la condición y cómo tratarla, sino que el sistema educativo del país -tanto público como privado- tampoco cuenta con la preparación para atender a esta población. “Estos niños no pueden ser una población invisible, merecen una mejor calidad de vida”, concluyó.