
Aida Rosa Herrera, Doctora en Educación y reconocida como ‘Docente del Año’ en varias ocasiones, continúa dejando huella en el mundo educativo con su compromiso inquebrantable y su visión humanista. Más allá de su experiencia como directora y orientadora de la conducta, Aida Rosa apuesta por una educación que se construye desde el trabajo en equipo, la formación constante y el amor por enseñar. En esta nota, comparte claves esenciales para fortalecer el trabajo docente y motivar a las nuevas generaciones de educadores.
¿Cuáles son las claves, desde su perspectiva, para fomentar un ambiente de trabajo colaborativo y de formación continua entre el profesorado?
Desde mi experiencia, fomentar un ambiente de trabajo colaborativo y de formación continua entre el profesorado requiere crear espacios de confianza, diálogo abierto y reconocimiento mutuo. Es clave promover reuniones pedagógicas periódicas donde se compartan experiencias y se construyan soluciones conjuntas. También es importante impulsar la actualización profesional mediante talleres, cursos y comunidades de aprendizaje, valorando las fortalezas individuales de cada docente. El liderazgo debe ser participativo, motivador y orientado a metas comunes centradas en el bienestar y el aprendizaje de los estudiantes.
Considerando su trayectoria y reconocimientos como ‘Docente del Año’, ¿qué consejo fundamental le daría a los educadores de las nuevas generaciones para mantener la pasión por la enseñanza y generar un impacto significativo en sus estudiantes?
Mi consejo fundamental es que nunca pierdan de vista el propósito humano de la educación: transformar vidas. La pasión se alimenta al reconocer que cada estudiante es único y tiene un potencial que espera ser descubierto. Escuchar, empatizar y adaptarse a sus necesidades fortalece el vínculo educativo. También es clave mantenerse actualizados, innovar con compromiso y recordar siempre que enseñar es también aprender. Además, es importante que, desde cualquier ámbito en el que trabajemos, dejemos ejemplos claros de nuestro compromiso: proyectos, actividades o acciones que hablen por nosotros. Esa es la forma de dejar una huella imborrable, que nos recuerden con gratitud y cariño.
Aida Rosa Herrera nos recuerda que educar es un acto de amor, entrega y construcción colectiva. Su visión invita a los docentes a mantenerse unidos, formarse constantemente y enseñar con el corazón. En tiempos de tantos retos, su ejemplo es una guía luminosa para seguir creyendo en el poder transformador de la educación.
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