
Andrés, el hermano de Pedro, nos enseña el verdadero significado de ser un discípulo de Cristo y un intercesor persistente. Desde el momento en que conoció a Jesús, su primera acción fue compartir la buena noticia con su hermano Simón: “Hemos hallado al Mesías” (Juan 1:41). Este gesto no solo transformó la vida de Pedro, sino que también fue fundamental para la fundación de la iglesia primitiva. Andrés nos muestra que el amor de Dios no conoce fronteras y que todos estamos llamados a ser embajadores de la fe, llevando a otros a conocer a Cristo.
Su disposición a ayudar a aquellos que deseaban ver a Jesús, como se menciona en Juan 12:20-22, nos desafía a salir de nuestra zona de confort. Jesús nos envía a hacer discípulos de todas las naciones (Mateo 28:19-20), y la vida de Andrés es un recordatorio de que el verdadero discipulado puede requerir sacrificio, pero siempre produce frutos eternos. Que su ejemplo nos inspire a ser fervientes en nuestra fe y a compartir el amor de Cristo con un mundo que lo necesita.
Cronología de la Vida de Andrés
Llamado por Jesús: Andrés es llamado por Jesús tras escuchar a Juan el Bautista declarar que Él es el “Cordero de Dios” (Juan 1:35-37). Presentación de Pedro: Lleva a su hermano Simón a conocer a Jesús, proclamando: “Hemos hallado al Mesías” (Juan 1:41).
Testigo de Milagros: Presencia los milagros de Jesús, incluyendo la multiplicación de los panes y los peces (Juan 6:8-9). Intercesor para los Gentiles: Actúa como intermediario para aquellos que quieren ver a Jesús (Juan 12:20-22).
Predicador del Evangelio: Se dedica a la evangelización tras la ascensión de Jesús. Martirio: Según la tradición, fue martirizado en Patras, Grecia, crucificado en forma de X, conocido como la “cruz de San Andrés”.
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