Columna de opinión escrita por Jean Marcel Correa  

Jean Marcel

Emprendedor puertorriqueño, co-fundador de LICK y Fetch, y creador de Emprendimiento 101  

Ser empresario joven en Puerto Rico no es tarea fácil. Enfrentamos retos estructurales, incertidumbre económica y, muchas veces, la soledad del camino emprendedor. Pero en medio de esas dificultades, he descubierto una verdad poderosa:los negocios no crecen solos, crecen con comunidad. 

Cuando comencé mi empresa, pensaba que todo dependía de mí: mi esfuerzo, mis ideas, mi capacidad para resolver problemas. Pero no fue hasta que conecté con otros emprendedores; personas que también estaban construyendo algo desde cero, que entendí lo valioso que es formar parte de un ecosistema solidario. Intercambiar experiencias, compartir recursos, celebrar logros y acompañarnos en los fracasos transforma no solo nuestros negocios, sino también nuestra manera de emprender.

Crear comunidad en los negocios no es simplemente hace rne working. Es construir relaciones genuinas basadas en colaboración, confianza y reciprocidad. Es entender que cuando un negocio local crece, su éxito también abre puertas para otros. Es dejar atrás la mentalidad de competencia como única vía y adoptar una visión más amplia donde todos ganamos. 

En Puerto Rico tenemos el talento, las ideas y la creatividad para posicionarnos como un país emprendedor. Nuestra localización geográfica estratégica también nos brinda una ventaja única para lanzar y escalar negocios con impacto regional y global. Lo que a veces nos falta es la estructura emocional y colectiva que solo una comunidad puede ofrecer. Crear comunidad es apostar al país que queremos ver: uno donde los negocios se convierten en vehículos de transformación social, donde el éxito se comparte y se multiplica.

Por eso, si estás emprendiendo, no lo hagas solo. Busca espacios donde puedas conectar con otras personas como tú. Acércate a programas, ferias, plataformas y organizaciones que fomenten el empresarismo colectivo. Comparte tu historia. Escucha la de otros. Da la mano. Pide ayuda. Emprender no tiene que ser un acto solitario, puede ser una experiencia profundamente humana si decidimos hacerla en comunidad.

Hoy más que nunca necesitamos empresas que no solo vendan, sino que inspiren. Que no solo crezcan, sino que eleven a otros. Porque cuando uno crece, crecemos todos.

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