“Vemos hoy con consternación los arrestos de funcionarios públicos que, se alega, cedieron a la tentación del dinero y defraudaron la confianza que la ciudadanía depositó en ellos.
Los principios y valores que debemos observar todos los que recibimos la confianza del pueblo, inculcados desde nuestra infancia en nuestro hogar, deben ser el mejor escudo para evitar desviarse de lo que es correcto.
Resulta evidente que, a pesar de las trágicas experiencias ya vividas, el germen de la corrupción sigue presente dentro de la sociedad, en todos los niveles, tanto en el sector público como en el privado.
Es deber de todos nosotros, principalmente de los que recibimos la confianza del pueblo, rechazar cualquier tentación y combatir con todos los recursos este mal que carcome nuestro sistema democrático.
El pueblo sufre y espera más; nos corresponde a nosotros trabajar responsablemente para recuperar la confianza de nuestro pueblo”.