Como director ejecutivo del Instituto de Cultura Puertorriqueña, expreso nuestro rechazo absoluto al PS0273, que busca transferir las “funciones de conservar, custodiar, restaurar y estudiar los bienes muebles e inmuebles, los activos y funciones de custodias de arte que se encontraban bajo la custodia del Instituto de Cultura Puertorriqueña al Departamento de Desarrollo Económico y Comercio, y para otros fines relacionados”.
El Instituto de Cultura Puertorriqueña ha sido, desde su creación, el guardián de nuestro patrimonio cultural y artístico, y quien ha creado la política pública cultural que conocemos y hemos disfrutado por las pasadas siete décadas. La mera posibilidad de transferir estas funciones a otra entidad, enfocada únicamente al desarrollo económico, pone en riesgo la preservación de nuestra rica historia y herencia cultural. Es alarmante que esta medida no haya sido consultada previamente con nosotros, lo que hubiera resultado en un mejor entendimiento de todas las funciones que realizamos y la importancia de nuestro trabajo. Según el proyecto sometido, se pretende reducir a un solo programa toda la compleja y completa operación del Instituto de Cultura Puertorriqueña. Esto afectaría directamente a toda la población puertorriqueña, que se beneficia directa o indirectamente de nuestros servicios y programas especializados en artes plásticas, artes populares, arqueología, patrimonio histórico edificado, música y danza, teatro, publicaciones y grabaciones, museos y parques, entre otros, así como los que ofrecen la Biblioteca Nacional y el Archivo General de Puerto Rico. Desaparecer la ley que creó el Instituto de Cultura Puertorriqueña es desmantelar nuestra cultura, es retroceder y dejarla huérfana.
Es imperativo que las funciones de conservación, custodia y restauración de nuestros bienes culturales permanezcan bajo la supervisión de una institución dedicada exclusivamente a la protección y promoción de la cultura puertorriqueña. Las propuestas deben ir dirigidas a fortalecer el Instituto con mayores recursos y no a su desaparición. Instamos a los legisladores a reconsiderar esta medida y a mantener intactas las responsabilidades del Instituto de Cultura Puertorriqueña, que este año celebra su 70º aniversario.
Respetuosamente estamos abiertos a la discusión para auscultar mejores posibilidades de gobernanza. Reafirmamos, además, nuestro compromiso de seguir trabajando arduamente para proteger y enaltecer la cultura de Puerto Rico, cultura que amamos y que nos une como pueblo.
Carlos Ruiz Cortés
Director Ejecutivo
Instituto de Cultura Puertorriqueña
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