Empezó a pintar a los seis años. A los ocho tuvo su primera exposición en una galería y, a los once, ya su obra se cotiza en subastas y ferias de arte. Juan Cortés Amaya, mejor conocido como Juanito Cortés, ha asombrado a España con su talento.
Habitualmente, los niños simbolizan sentimientos y experiencias a través de la pintura. Esta actividad comienza tan pronto como el pequeño es capaz de sujetar el instrumento para pintar con la mano y descubre, con enorme satisfacción, que tiene poder para generar imágenes a través de sus trazos. Lo que era un garabateo evoluciona, a medida que el niño crece, hacia la descripción visual de personas, ambientes y situaciones. La autocrítica aumenta paralelamente al poder de observación y a la capacidad de apreciación estética.
Así pues, no debería maravillarnos que Juanito, como otros niños, pinte. Pero lo que distingue su trabajo del de otros es la complejidad del resultado, los formatos en que desarrolla su obra, la síntesis que realiza de elementos geométricos, figurativos y orgánicos, la inusitada vitalidad que transmiten sus lienzos y el atinado sentido que posee para manejar el color.
Se ha dicho que sus obras pueden encuadrarse dentro del expresionismo abstracto, y es así: sus trazos denotan la gestualidad, la energía, la emoción que embarga a su autor cuando se traducen en formas casi irreconocibles, que va construyendo sin un plan predeterminado, según le sugiere su sensibilidad, espontáneamente, honrando el automatismo que caracteriza a este estilo pictórico y que asume que la obra plasma el estado físico y psíquico del pintor.
Al igual que otros grandes expresionistas, Juanito trabaja colocando el lienzo en el suelo y circulando a su alrededor, al tiempo que aplica la materia pictórica, ya con el pincel, ya derramándola sobre la tela haciendo uso del dripping.
Normalmente trabaja en el segundo piso de su casa de Badalona, en Barcelona, España. Debe reconocerse el papel preponderante que han jugado en el crecimiento artístico de Juan sus padres, quienes han apoyado su natural talento y le han dado la posibilidad de explorar. También ha sido determinante en su carrera artística el espaldarazo de Miguel Ángel Marrero Santana, quien confió en su capacidad y se arriesgó a exponer su obra en Santana Art Gallery cuando éste tenía apenas ocho años, invitándole a hacer una demostración para que el público comprobara la seguridad, la fuerza y la emotividad con que el niño desarrollaba su trabajo creativo.
Tres años más tarde, puede decirse que la producción de Juan, aun en plena evolución, se ha posicionado. Está representado en numerosas colecciones y muchos famosos se han decantado por sus cuadros a la hora de escoger una obra y hacer una inversión.
Grandes formatos intervenidos con acrílico, espontaneidad en el trazo, vitalidad en el colorido y representaciones esquemáticas de figuras y objetos, incorporando letras en algunas ocasiones, son los rasgos que distinguen las obras de Juanito Cortés, en las que también puede percibirse la influencia de uno de los artistas que más admira, Joan Miró, particularmente a través de la utilización del blanco, el negro, y de los colores primarios, mientras subsisten muchas referencias a la realidad concreta, es decir, a la figura.
Más allá del éxito comercial que puedan reportarle sus pinturas, confiamos en que siga disfrutando de la auténtica pasión con que nutre su obra.
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