La técnica consiste en unir las piezas mediante laca, proveniente de la resina del árbol de la laca rociada con polvo de oro, plata o platino. Para aplicar la laca, se usa un pincel de kebo o makizutsu. Al terminar el proceso, la pieza vuelve a la vida repleta de cicatrices brillantes.
Kintsugi, la filosofía japonesa que rinde homenaje a las cicatrices de la vida. La técnica milenaria del kintsugi permite mostrar la belleza de la imperfección y de las heridas vitales, aceptando las experiencias negativas como oportunidades para brillar y fortalecernos.
La filosofía kintsugi nos enseña que todos podemos reconstruirnos y centrarnos en nuestros puntos fuertes. En vez de usar polvo de oro o laca, debemos fomentar nuestra autoestima, descubrir por nosotros nuestras habilidades y ser bondadosos con todos, pero sobre todo con nosotros
Kintsugi: Su significado profundo.
Estas cicatrices simbolizan las experiencias vitales dolorosas. Las cuales no han de ser ocultadas, sino que nos hacen ser como somos.
Nos llega a través de la mayoría de medios una “imposición” por estar bien y por aparentar un estado eufórico en todo momento que lleva a algunas personas a ocultar sus miedos, frustraciones, tristeza y todos los estados de ánimo que no encajan con un estereotipo que nos tiraniza.
Aquello, que nos ha causado rotura, herida, nos da fortaleza y nos imprime carácter, y es algo valioso que no hay que ocultar, sino exhibir como algo valioso, como se hace con el oro.
Una metáfora sobre la vida
El Kintsugi puede ser visto como una metáfora poderosa para la resiliencia humana. En nuestras vidas, todos experimentamos momentos de dolor, pérdida y trauma que pueden dejarnos heridos emocionalmente. Pero al igual que el Kintsugi, podemos elegir reparar esas heridas y transformarlas en algo hermoso y valioso.
En psicología hay varias terapias relacionadas con la filosofía japonesa. Por ejemplo, la terapia cognitivo-conductual se enfoca en identificar y cambiar patrones de pensamiento negativos, ayudando a las personas a reconstruir su autoestima y recuperar su bienestar emocional.
La terapia del arte también puede ser útil, ya que permite a las personas expresar sus emociones y procesar sus experiencias a través de la creación artística.
La filosofía japonesa del Kintsugi y su aplicación personal
Hay que tener en cuenta que en Japón, el arte, la filosofía, la religión están unidos más allá de lo simbólico.
Para aplicar la filosofía del kintsugi en nuestra vida cotidiana, es importante aprender a aceptar nuestras imperfecciones y aprender de ellas. En lugar de esconder o negar nuestras heridas, podemos verlas como oportunidades para crecer y fortalecernos. Es importante reconocer que las cicatrices emocionales no nos definen, sino que son parte de nuestra historia y nos hacen quienes somos.
También podemos practicar la gratitud y la apreciación por lo que tenemos en nuestras vidas, incluyendo nuestras relaciones, nuestras experiencias y nuestras propias fortalezas y virtudes. Al igual que el Kintsugi japonés, podemos aprender a ver lo que parece roto o dañado como algo hermoso y valioso, y recordar que nuestra historia nos hace únicos y preciosos.
En resumen, esta filosofía nos invita a abrazar nuestras imperfecciones y encontrar belleza en nuestras cicatrices emocionales. Al hacerlo, podemos aprender a ser más resilientes, agradecidos y amorosos con nosotros mismos y con los demás.
La filosofía japonesa le da un significado al Kintsugi de apreciación por las cosas tal y como son. El budismo Zen enfatiza esta actitud ante la vida: el aceptar y apreciarla como es.
Así, la “reparación” en este sentido es ese, las roturas se convierten en hermosas cicatrices. Esta es una de las claves de la resiliencia humana, que ayuda a afrontar las dificultades de la vida con valentía.
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