
San Juan, Puerto Rico – La Denominación de Origen Ribera del Duero fue la protagonista de una velada exclusiva en el restaurante Vino Mío, donde la alta gastronomía se fusionó con el sabor único de los exquisitos vinos. La noche celebró la tradición y el prestigio de esta icónica región, logrando una armonía perfecta entre el vino y la cocina española.

Durante la cena, la sommelier y embajadora de marca, Amber Rivera, llevó a los invitados en un viaje sensorial por la historia y las características de Ribera del Duero, acompañado de un menú especialmente seleccionado para el maridaje. Esta denominación, reconocida por su calidad desde su creación en 1982, ha sido símbolo de excelencia en el mundo del vino.
Rivera también destacó la importancia del sistema de contraetiquetas de la D.O., que certifica la autenticidad de cada botella y garantiza a los consumidores que están disfrutando de un vino respaldado por una de las regiones vitivinícolas más prestigiosas de España.
“Para esta experiencia queríamos presentar al consumidor el carácter único de Ribera del Duero por lo que escogimos cuatro vinos de altura. Los vinos de altura de Ribera del Duero se encuentran entre los 720 y 1,100 metros sobre el nivel del mar y se caracterizan por aportar frescura, acidez natural y mayor concentración aromática, debido a las condiciones climáticas y de suelo de las viñas ubicadas a mayor altitud”, indicó Mónica Cabrera, presidenta de Stratos y responsible de los esfuerzos de la campaña de las denominaciones en Puerto Rico.
El tempranillo Antídoto (Bodegas Compostela) fue el elegido para iniciar la experiencia gastronómica, acompañado de croquetas de jamón ibérico. Sus notas frutales, madera sutil y un toque ahumado que resaltaban la cremosidad de las croquetas y equilibraban su sabor.
Para el segundo curso, el Tamaral Reserva 2020 de Bodegas y Viñedos Tamaral (Bespoke Selection) se maridó con una crema de espárragos blancos y romesco. La sommelier Amber Rivera explicó cómo sus notas de frutas oscuras maduras, especias y cacao complementaban la textura aterciopelada de la crema, resaltando su profundidad de sabor.
El Montelaguna Jotas de Dehesa Valdelaguna (Vinos de Mallorca) acompañó el plato principal, un estofado de rabo de buey con zanahorias caramelizadas. Su intensidad frutal y notas de clavo y regaliz destacaron la riqueza del guiso.
Para cerrar la velada, el Finca Rodma Avizor (Aficionados Wine & Spirits) se sirvió junto a un flan de manchego. Sus notas de frutos rojos y violetas armonizaban con la textura cremosa del postre, creando un final memorable para la noche.
Este evento celebró la tradición y calidad de los vinos de altura de la Denominación de Origen Ribera del Duero, destacando su importancia en la gastronomía. Cada maridaje demostró por qué sus vinos son perfectos para realzar cualquier experiencia culinaria.
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