Por: Lcda. Maria M. Santiago Reyes
Pasada Presidenta del Colegio de Químicos de Puerto Rico
Recientemente vi una entrevista televisiva con el Sr. Jorge Pabón, Molusco. Me llamó la atención un comentario de este acerca de por qué le gusta estar en la radio en PR. Este mencionó que es la adrenalina de la improvisación. Entonces vemos que el estar frente a un micrófono o a una cámara, en vivo, provoca una mezcla de emociones que muchos describen como “nervios” o “energía”. Detrás de esa sensación intensa hay una reacción química fascinante: la liberación de adrenalina. Este compuesto, también conocido como epinefrina, es una de las moléculas más poderosas del cuerpo humano y juega un papel crucial en cómo respondemos a situaciones de presión o exposición pública.
Cuando una persona se prepara para hablar en televisión o radio, el cerebro interpreta la situación como un desafío. Inmediatamente, el sistema nervioso activa las glándulas suprarrenales, ubicadas sobre los riñones, que comienzan a liberar adrenalina al torrente sanguíneo. En cuestión de segundos, este compuesto químico natural transforma el cuerpo: el corazón late más rápido, la respiración se acelera, las pupilas se dilatan y los músculos se preparan para la acción.
Desde el punto de vista de las Ciencias Químicas, la adrenalina es una amina derivada del aminoácido tirosina. Su fórmula molecular es C₉H₁₃NO₃. Cuando se libera, se une a receptores especiales en diferentes órganos, provocando respuestas de manera inmediata. En el cerebro, aumenta la alerta y la concentración; en el corazón, incrementa la frecuencia cardíaca; y en los pulmones, dilata los bronquios para mejorar el flujo de oxígeno. Es literalmente una reacción química de supervivencia que, en el contexto mediático, se traduce en energía escénica.
Curiosamente, esa misma reacción que antes servía para huir de un depredador hoy se activa por algo tan moderno como una cámara o un micrófono. Muchos comunicadores en Puerto Rico describen que, aunque llevan años en los medios, siempre sienten esa descarga química antes de salir al aire. Es el cuerpo asegurándose de que estén listos, enfocados y con energía para conectar con el público.
Una vez termina la transmisión, los niveles de adrenalina bajan gradualmente. El cuerpo entra entonces en un estado de calma, gracias a la acción de otra sustancia: la noradrenalina, que ayuda a restablecer el equilibrio. Por eso, muchas personas sienten un alivio o incluso cansancio tras una entrevista o presentación.
En resumen, la adrenalina es la chispa química que hace vibrar a los medios. No solo impulsa la voz y la expresión, sino que conecta la biología humana con la emoción de comunicar. Estar en vivo, ya sea en televisión o radio en Puerto Rico, es más que una experiencia profesional: es una reacción química en acción.
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