La vida de Vivian Silver, la que salvaba vidas.

Vivian Silver

Tras el horror del ataque del grupo terrorista Hamás a comunidades en Israel, con el paso de las semanas se ha ido descubriendo las dolorosas historias de los muertos. Una de esas historias es la de Vivían Silver, mujer israelí que dignificó su vida ayudando a palestinos necesitados en Gaza. Reconocida como una destacada activista canadiense-israelí, Silver tenía 74 años y fue una de las víctimas del ataque realizado el 7 de octubre en el kibutz Be’eri, donde vivía. 

Un kibutz es un asentamiento en el que se vive de manera colectiva y se comparten los medios de producción y las riquezas. Si bien en su mayoría están formados por personas de religión judía, y así fue su origen, tienen distintos grados en sus prácticas y también los hay laicos. Silver nació en Winnipeg, Canadá, y para 1968 se fue a estudiar psicología y literatura inglesa a la Universidad de Jerusalén y desde entonces se quedó en Israel, donde su vida a liderar movimientos en favor de la paz, como ‘Mujeres que Trabajan por la Paz’, fundado después de la guerra de Gaza en 2014. Irónicamente, ella promovía propuestas políticas para la resolución del conflicto entre Israel y Palestina, pero murió víctima del terrorismo. 

Anat Saragusti, escritora y activista feminista israelí, dice de ella que “fue mujer de infinita, profunda y continua compasión, humanidad y dedicación a la asociación árabe-judía y a la paz. Sí. Paz”. Silver fue una de las fundadoras del ‘Centro Árabe-Judío para la Igualdad, el Empoderamiento y la Cooperación’. Además fue parte de la junta directiva de la organización de derechos humanos ‘B’Tselem’. Silver también se ofreció como voluntaria en un grupo que llevaba a pacientes con cáncer de Gaza a hospitales israelíes para recibir atención médica.

La feminista palestina Samah Salaime, amiga y colega de Silver, dice que su legado fue demandar canales de diálogo para encontrar una solución pacífica al conflicto. Tan pronto supo que los terroristas estaban cerca de su casa, Vivían puedo enviarle un mensaje de texto a su hijo Yonatan Zeigen. Fue el último. Mientras él buscaba el nombre de su madre entre las listas de cientos de muertos causados por el ataque de Hamás, suspiraba: “Ojalá mamá esté secuestrada en Gaza. Al menos, así sabremos que está viva”.  Durante 38 días, se creyó que Silver estaba entre los casi 240 rehenes retenidos en la Franja de Gaza. Su cadáver totalmente quemado fue identificado posteriormente mediante pruebas de ADN, ante el estado irreconocible en que se encontró. 

Ahora su hijo Yonatan determinó que ha tomado la misión de su madre. “Me siento como si estuviera en una carrera de relevos. Ella me ha transmitido algo ahora. Tenemos que crear algo nuevo ahora, algo en la dirección de aquello para lo que ella trabajó”. La vida de Vivian Silver, que la dedicó a la búsqueda de la paz, es un grito de auxilio en contra del terrorismo, en contra de la barbarie. Que descanse en paz.