Wanda Vázquez Garced,
el 7 de agosto de 2019
“Buenas tardes pueblo de Puerto Rico,
Hoy me dirijo a todos los puertorriqueños que al igual que yo, sienten un inmenso amor por esta bella Isla.
La Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, inspirada por la visión de nuestros padres fundadores, sentó las bases de nuestra convivencia democrática. Esa misma Carta Magna garantiza y protege los derechos del pueblo a la libre expresión y su derecho a manifestar su agrado y desagrado a las actuaciones de todos los líderes electos en el genuino ejercicio democrático de las urnas.
Las últimas semanas, han sido muy dolorosas para el pueblo de Puerto Rico, e igual me he sentido yo. Todos hemos vivido la ansiedad que provoca la inestabilidad y la incertidumbre.
Sin embargo, esta coyuntura histórica ha presentado al mundo un pueblo que no ha perdido la capacidad de hacer valer sus derechos, un pueblo que reclama acción y que exige que los asuntos públicos sean manejados con total apego a la ley.
De igual manera, hemos visto un pueblo que no ha perdido la fe y la esperanza en sus capacidades y su potencial para echar adelante.
El más alto foro se ha expresado y con su decisión, el Tribunal Supremo ha dado certeza al orden de sucesión que establece la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico en el Artículo IV, Sección 7, y la ley Num. 7 del 24 de julio de 1952, según enmendada, conocida como la “Ley para proveer el orden Sucesión y Sustitución para el cargo de Gobernador”.
Nuestra Constitución establece un orden de sucesión para los casos en que exista una vacante permanente en el cargo de Gobernador. Al estar vacante la posición de Secretario de Estado, y debido a que ocupaba el cargo de Secretaria de Justicia, nuestro ordenamiento legal impone en mí, el deber de dirigir los destinos de este pueblo.
Hoy, además de responder a un deber, respondo a un emplazamiento colectivo que exige darle estabilidad a nuestras instituciones gubernamentales, pulcritud a los procesos y participación amplia a todos los sectores en el ejercicio democrático que es la gobernanza de un pueblo.
Asumo el cargo de Gobernadora, con la certeza de que la historia me ha traído hasta aquí sin aspiración política alguna, pero con el firme deseo de cumplir a cabalidad con el Pueblo. Soy jurista, nunca he aspirado a un cargo político. He sido siempre una servidora pública, que por 32 años he respondido a mi deber, con un compromiso inquebrantable con la justicia.
Por eso, ante este enorme desafío y con Dios por delante, doy un paso al frente sin ningún otro interés que no sea servirle al pueblo como lo he hecho toda mi vida. Acepto el deber, con el mas alto sentido de responsabilidad y conciencia social.
Estamos ante nuevos retos que nos exigen un compromiso inquebrantable de gobernar con responsabilidad, con apertura y en convergencia, tiempos en los que se hace aún más patente el reclamo del Pueblo a exigir resultados a sus líderes.
La justicia social, la educación, la salud, la seguridad, el crecimiento económico, son asuntos que marcan la más alta prioridad de mis atenciones de manera inmediata al asumir este cargo.
En los próximos días estaré convocando a los diversos sectores de la sociedad civil y partidos políticos, líderes comunitarios, empresariales, cívicos y religiosos para escuchar directamente su sentir y conocer las aportaciones que tengan a bien presentar en beneficio del país. De igual manera me estaré reuniendo con los líderes de los cuerpos legislativos para tener un diálogo constructivo por el bien de Puerto Rico.
Una vez completada esa radiografía, y como parte de un diálogo conciliador e inclusivo trabajaremos en todo aquello que nos une y buscaremos en consenso todo lo que no coincidamos. Los tiempos así lo exigen. Es necesario darle estabilidad al país, certeza a los mercados, y asegurar los fondos de reconstrucción.
Reconozco que no fui electa por el pueblo para este cargo, sino que advine a la posición por mandato de nuestra Carta Magna, pero vengo de ese mismo pueblo, soy producto de la escuela pública, aquí crecí y aquí me desarrollé como profesional. Sé lo que es el trabajo fuerte, sirviendo siempre de manera íntegra. Aquellos que me conocen pueden dar fe de mi compromiso inquebrantable con la justicia.
Como puertorriqueña siento un gran amor por Puerto Rico y pondré todo mi empeño y esfuerzo genuino para lograr que la isla continúe firme en su camino hacia la recuperación total. El momento histórico así lo manda, pues estamos ante una coyuntura donde el respeto a la voluntad del pueblo será la base de la reconstrucción de nuestra isla.
La gobernanza no es un ejercicio unilateral, requiere de la participación legítima del Pueblo en las decisiones. Apoyados en los derechos, libertades y responsabilidades consagrados en la Constitución, gobernaremos teniendo siempre como norte la justicia, la igualdad y el bienestar de todos los que habitan esta bendita Isla.
Les aseguro que entregaré toda mi energía y mi corazón para encaminar a Puerto Rico hacia una sociedad productiva donde se logre la estabilidad que todos anhelamos. Al Pueblo le pido no perder la fe en la gente y en sus capacidades. Ya han demostrado su resiliencia y valor ante grandes desafíos. Estoy convencida de que uniendo esas voluntades podemos enderezar el rumbo y lograr la tan ansiada estabilidad y progreso que el pueblo merece y espera.
Con la ayuda de Dios y de todos los que habitamos esta bendita isla así será.
Que Dios los bendiga y que Dios bendiga a Puerto Rico.”