PIP lanza advertencia 

Mientras el proyecto dispone de que la estabilidad    es autoejecutable, está condenado al fracaso  

Hoy el líder del PIP se reunió con un grupo de Congresistas sobre el borrador de proyecto de status. En la reunión participaron el licenciado Rubén Berríos, presidente del PIP, el licenciado Juan Dalmau, Secretario General, la Senadora María de Lourdes Santiago, vicepresidenta y el profesor Carlos Iván Gorrín Peralta. Luego de la reunión el liderato del PIP emitió la siguiente declaración:  

“El Pueblo de Puerto Rico tiene el derecho inalienable a la libre determinación e independencia, y los Estados Unidos la obligación de descargar su responsabilidad descolonizadora. Debe ser tarea imposible para ambos países ponerle fin al régimen colonial, tal y como acertadamente reconoce el borrador del proyecto.  

Pero si estamos en serio con relación a la descolonización, el proyecto debe incluir cambios y enfrentar realidades evidentes. 

Mientras el proyecto mantenga el lenguaje de que la opción de la estabilidad es autoejecutable, va a fracasar. Constituye la proverbial píldora venenosa. 

 Si el Congreso no enfrenta las complejidades de fondo que para Estados Unidos entraña el tema de la estadidad el proyecto de ley no tiene futuro. El Congreso no aprobará un proyecto que dispondrá -como lo hace el anteproyecto- que si la estabilidad obtuviera la mitad más uno de los votos el Presidente deberá, sin más, proclamar la admisión de Puerto Rico como estado dentro del año de la votación. 

Más aún, el anteproyecto no hace referencia a los requisitos mínimos tradicionales de anexión a saber: el uso generalizado del inglés y la adopción del mismo como el idioma de las instituciones públicas y de gobierno; no constituyen una carga económica para el erario federal; y el necesario consenso de los habitantes del territorio.

Tampoco toma en consideración un asunto de aún mayor trascendencia. Puerto Rico tiene una identidad nacional propia profundamente arraigada y diferente a la de los Estados Unidos, nación que a su vez no aspira a convertirse en un país multinacional.

Debemos ser francos. No podemos seguir ignorando el elefante sentado en medio de la sala.

Por otra parte, los resultantes patéticos y revelan cuántos profundos pueden llegar a ser los daños producidos por el colonialismo en el líder del PPD, que argumentan las bondades y convenciones del colonialismo e insisten en su inclusión en cualquier plebiscito absurdamente reclamando el colonialismo como un derecho democrático .  

Hacen bien los proponentes del anteproyecto en ignorar ese quejido lastimoso y disparatado. Nada menos democrático y más contradictorio que permita que la negación de la democracia figure como una opción de libre determinación.

Por último, cualquier versión final de este proyecto debería precisar varios asuntos con relación a la transición a la independencia (como lo relativo al comercio, deuda pública, entre otros). Con respecto a la asociación libre soberana deben explorar además otras alternativas con relación a la ciudadanía (ej. dual o recíproca) y determinarse probablemente serían las facultades que se delegarían a los Estados Unidos y por cuánto tiempo”.