Por años, se ha basado el aprendizaje en una competencia entre instituciones educativas sobre quien cubre mayor cantidad de material didáctico en menos tiempo. En sin número de ocasiones, se confunde esto como educación de calidad con estudiantes mejor preparados. Cuando estudiamos cómo realmente funciona nuestro cerebro, que después de todo es el órgano encargado del aprendizaje, es entonces cuando comprendemos que esa idea de que cantidad es sinónimo de calidad se sale totalmente del verdadero objetivo de la educación. Dicho objetivo debe ser lograr que el alumno desarrolle destrezas y habilidades de modo permanente y con la capacidad de aplicarla efectivamente más allá de una simple memorización de conceptos para depositar en una prueba con la meta de obtener una buena calificación o pertenecer a un cuadro de honor. Todos los estudiantes se destacan en diferentes áreas y son más exitosos cuando encuentran pertenencia y motivación en lo aprendido.
Yo defino la ciencia del aprendizaje como el conjunto de estrategias que aplicamos en nuestra sala de clases para lograr un desarrollo cognitivo en nuestros estudiantes efectivo y permanente a través del proceso de enseñanza-aprendizaje. Mi objetivo como educadora es lograr que el estudiante se convierta en un ente activo capaz de ser el constructor de su conocimiento.
Técnicas para lograr un aprendizaje efectivo y permanente lejos de la tan conocida botella:
1. Conocimiento previo: Debemos comenzar todo curso con la técnica de recuperación del conocimiento previo del estudiante. El educador debe conocer todo aquello que el estudiante domina antes de comenzar a impartir nuevos temas en clase. Todo nuevo conocimiento debe ser construido sobre experiencia cognitiva previa como la zapata sólida de un edificio.
2. Organizar el conocimiento: En esta etapa el educador conoce al estudiante como este aprende y que tan bien pueden aplicar lo que saben.
3. Motivar al alumno: Esto logrará dirigir y sostener efectivamente el proceso de enseñanza aprendizaje.
4. Lograr que el estudiante domine: Para esto debemos lograr que el alumno pueda adquirir las habilidades esenciales e integrarlos efectivamente en el momento apropiado. En otras palabras, en que momento y en qué forma aplico lo aprendido.
5. Retroalimentación: Ser capaces de recuperar el conocimiento y asociarlo a las destrezas aprendidas recientemente.
Los educadores que realmente desean el éxito y autonomía de sus estudiantes dedican tiempo en evaluar detalladamente sus tareas, planificar estrategias dirigidas a expandir el conocimiento y habilidades de sus estudiantes.
Basan la enseñanza desde lo más simple a lo más complejo asegurándose de eliminar toda, alguna o rezago preexistente.
Dejemos de medir la inteligencia de un estudiante o la eficacia de un programa educativo en base a la cantidad de información depositada en el estudiante. Enfoquemos en cómo funciona el cerebro del alumno para lograr ser realmente efectivos destacando el estudiante y su aprendizaje efectivo. Concentremos nuestras fuerzas y dedicación en tener la meta como educadores el que se destaque el estudiante por la capacidad de retener y aplicar lo aprendido más allá de que se destaque x o y sistema educativo por la cantidad de material que cubre en menor tiempo.
El aprendizaje del niño no es una carrera para determinar quién llega más rápido, es un caminar con pasos firmes para construir seres realmente funcionales a la sociedad.
Artículo escrito por Haydeliz Ramírez, Directora de At Home Afterschool Corporation, agencia dedicada a diferentes servicios de supervisión educativa. Entre los servicios que se brindan se encuentra el diseño de currículo para familias homeschoolers, educacional presencial y a distancia. Localizado en la calle San Felipe número 209, en Arecibo, antiguo local de Mueblerías Mendoza, en el mismo casco urbano.
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