La historia del apóstol Mateo es un poderoso testimonio de la gracia transformadora de Dios. Como recaudador de impuestos, Mateo era despreciado por muchos, pero al ser llamado por Jesús a dejar su vida anterior, se convierte en un símbolo de redención. Su disposición a seguir a Cristo resalta que nadie está fuera del alcance de la gracia divina, recordándonos que todos podemos experimentar un cambio radical en nuestras vidas.
La vida de Mateo también subraya la universalidad del mensaje de Cristo. Al ser un apóstol que se dedicó a llevar el evangelio, Mateo nos recuerda que el amor de Dios está destinado a alcanzar a todas las personas, sin importar su origen o antecedentes. Su papel en la Gran Comisión, donde Jesús instruye a sus discípulos a hacer discípulos de todas las naciones (Mateo 28:19-20), es un llamado a todos los creyentes para que compartan la esperanza y el amor de Cristo con el mundo. Este mandato es esencial en la misión de la iglesia.
Aplicación a Nuestras Vidas
Aceptar la Gracia: Reconozcamos que, sin importar nuestro pasado, la gracia de Dios está disponible para nosotros. Debemos estar abiertos a la transformación que Cristo puede traer a nuestras vidas.
Ser Testigos Activos: Como Mateo, seamos proactivos en compartir nuestra fe. Busquemos oportunidades para conectar a otros con Jesús, recordando que cada encuentro puede tener un impacto significativo.
Promover el Amor de Cristo: Practiquemos el amor de Dios en nuestras comunidades, aceptando y amando a todos sin distinción. Esto refleja el carácter de Cristo y fortalece la unidad en la iglesia.
Cumplir con la Gran Comisión: Cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de compartir el evangelio. Estemos dispuestos a ser evangelizadores, llevando el mensaje de esperanza a aquellos que nos rodean.
Al aplicar estas lecciones en nuestras vidas, seguimos el ejemplo de Mateo y nos convertimos en agentes de cambio, llevando la luz de Cristo a un mundo que desesperadamente la necesita.
Leave a Reply